El 1 de noviembre la Iglesia Católica recuerda el Día de Todos los Santos. Esta es la celebración de todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios.
A pesar de que el primero en otorgar carácter ritualístico a este día fue el papa Gregorio III al consagrar la capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los Santos en el siglo VIII, fue el papa Gregorio IV en el año 835 quien estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos.
La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV, cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible destinar un día del año para recordar a cada mártir. Entonces, la Iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado el cielo, en un solo día, una vez al año.
El Día de Difuntos, 2 de noviembre, se celebra que los fallecidos que han superado el purgatorio y se han santificado de forma total obtienen la visión beática.
Fuente: el universo
